Pensándolo bien...
La evolución siempre ha sido un área de incógnitas. La teoría de la evolución por selección natural fue formulada por Charles Darwin y fue publicada por primera vez en su libro "El Origen de las Especies" el 24 de noviembre de 1859. Sin embargo, el concepto de evolución ha sido discutido y pensado de diferentes maneras, mucho antes de la propuesta de Darwin, pero su teoría proporcionó una explicación convincente y ampliamente aceptada sobre cómo funcionaba la evolución.
Antes de Charles Darwin, hubo varias formulaciones de teorías evolutivas, algunas notables como las propuestas por Anaximandro de Mileto (610-546 a.C), filósofo griego antiguo que propuso que la vida se originó en el agua y que las especies humanas descendían de alguna otra forma de vida, posiblemente peces; Empédocles (aprox. 490–430 a.C.), otro antiguo filósofo griego, que teorizó que todos los seres vivos se originaban a partir de cuatro elementos básicos (agua, aire, fuego y tierra) y dos fuerzas opuestas, amor y conflicto, que actuaban para combinar y separar estos elementos en innumerables combinaciones; Jean-Baptiste Lamarck (1744-1829) biólogo francés que propuso una de las primeras teorías de evolución coherentes y detalladas, conocida como Lamarckismo. En su teoría, los organismos podían cambiar durante su vida en respuesta a su entorno y luego pasar esos cambios a su descendencia. Aunque la teoría de Lamarck fue eclipsada por la teoría de la evolución de Darwin y está generalmente desacreditada en la biología moderna, fue influyente en su tiempo y planteó la cuestión de la evolución biológica en la ciencia occidental y Robert Chambers (1802-1871), que en su obra "Vestiges of the Natural History of Creation" (1844), propuso una versión primitiva de la evolución. Este libro fue muy influyente en su tiempo, pero su falta de un mecanismo claro de cómo ocurría la evolución lo hizo científicamente problemático.
Sin embargo, la teoría de la evolución por selección natural de Darwin proporcionó una explicación más detallada y convincente que, finalmente, se convirtió en la base de nuestra comprensión moderna de la evolución. La teoría clásica sostiene el linaje humano moderno se hace proceder de una población de humanos que se separó del género Homo, hace entre 100.000 Y 300.000 años. Otra interpretación asume que la población no evolucionó de forma aislada, sino como consecuencia de una mezcla entre humanos y homínidos similares a los neardentales y lo sitúan hace cientos de miles de años. Ciertamente hay un apoyo fósil que no apunta la propuesta de la divergencia, aunque el análisis de la variación genómica humana soporte el modelo clásico de la divergencia.
Según el modelo clásico, el surgimiento del Homo sapiens se da en un punto singular, situado en África del este o del sur. Otra cosa es, que no hay conciliación clara con los muy limitados registros fósiles encontrados en sitios concretos como Etiopía, Marruecos o Sudáfrica. A partir de los restos fósiles hay que asumir que el Homo Sapiens habitada todo el continente africano desde hace, al menos, 300.000 años.
En una reciente publicación en Nature, Henn y colaboradores desarrollan una aproximación novedosa, examinando datos genéticos modernos, en lugar de prestar atención a la información procedente de los fósiles. Examinaron hasta 290 individuos de cuatro grupos humanos del último millón de años, geográfica y genéticamente diferentes. Al analizar similitudes y diferencias identificados en los genomas, observaron las interconexiones genéticas en todo el ámbito geográfico africano, incluyendo Sudáfrica, Sierra Leona, Etiopía y el este de África, a los que agregaron material genético euroasiático para analizar las huellas derivadas de las incursiones coloniales. Analizaron un gran número de escenarios plausibles, que pudieran presenciar flujos de genes de poblaciones de varias partes del continente que, a lo largo de miles de años, podrían justificar la variación genética que hay en la actualidad.
La conclusión queda plasmada en lo que los autores denominan modelo de tallo débilmente estructurado, consistente en una constatación de un flujo de genes entre poblaciones ancestrales de la especie Homo, que tuvo lugar durante cientos de miles de años. Así se puede encontrar explicación a la variación genética actual. El árbol de la vida con el que se ha dado explicación a la evolución de los humanos modernos, no encuentra constatación en el estudio genómico moderno, que no justifica la separación de otras especies humanas en África, antes de expandirse por todo el mundo.
Es un excelente ejemplo de cómo funciona la Ciencia. Una hipótesis se ve respaldada por unos datos que permiten perfilar un modelo capaz de explicar los datos. Conforme avanza la técnica, se tiene acceso a otras alternativas que permiten formular otras hipótesis, que no tienen por qué coincidir e incentiva la formulación de nuevos modelos que permiten acercarse más a la realidad que se investiga. El conocimiento se incrementa con la constante aplicación de los conocimientos y la acumulación de éstos para desentrañar la intimidad de las entidades materiales y sus circunstancias. Muy ilustrativo.