Artículos Académicos
La Universidad española se ha embarcado en un proceso de reforma de los estudios universitarios, según el Tratado de Bolonia, que persigue una cierta homogenización universitaria entre los diversos países. Los estudios consistirían en toda Europa en cuatro años para la graduación, dos para postgrado y tres más para el doctorado. Los tres años de doctorado son ciertamente pocos y esto amenaza la buena formación de los futuros investigadores y disminuye el personal investigador. Para permitir una cuantificación del trabajo realizado por un alumno y facilitar la movilidad y la homologación, se ha inventado el ECTS (European Credit Transfer System) que tiene en cuenta actividades diversas, tales como estudio, asistencia a clases, seminarios, trabajos dirigidos, etc. Este ECTS sería una especie de euro de la Universidad. Pero lo preocupante es que en España se ha propuesto un cambio metodológico que implique que a los alumnos no se les exija tantos conocimientos fácticos y que se ponga más énfasis en trabajos monográficos, trabajo en grupo, asistencia a seminarios y todo ello con evaluación continuada. Este cambio metodológico no está directamente relacionado con el Tratado de Bolonia y puede perseguir una rebaja en los índices de suspensos y que los estudiantes universitarios sean más felices. En otros países como el Reino Unido los años universitarios suelen ser relativamente descansados para los estudiantes, pero, sin embargo, para llegar a la Universidad, y sobre todo a una buena Universidad, han de esforzarse mucho y han de superar una exigente selección. Pero en España los estudiantes llegan con gran heterogeneidad en cuanto a sus conocimientos previos y es aquí donde se realiza la selección. El estudiante de los primeros años de Universidad lo que realmente requiere es adquirir conocimientos. Quizás el nivel de los últimos años es más adecuado para darle más autonomía y para explorar otras formas de aprendizaje. Un símil muy adecuado para esto es que no se puede ordenar una casa que no contiene nada. Desde el punto de vista de la investigación, el sistema universitario español ha venido produciendo unos titulados que son muy apreciados en todo el mundo porque poseen una muy buena base de conocimientos y pueden adaptarse muy fácilmente a cualquier metodología investigadora. Pero ¿será también buena la nueva metodología, para formar titulados con el nivel de calidad que han tenido hasta ahora? Y es más, ¿cómo afectará a la investigación el cambio en la formación de los titulados?