Un químico volcado en reducir el efecto de la salinidad del agua de riego para mejorar la nutrición de las plantas
ANTONIO CERDÁ CERDÁ PROFESOR DE INVESTIGACIÓN DEL CEBAS-CSIC
Una infancia en el campo junto a sus padres agricultores marcó su vocación como especialista en fertilidad de suelos y nutrición vegetal. Antonio Cerdá Cerdá (Hondón de las Nieves, Alicante, 1944) tuvo claro desde chiquillo que iba a ser un químico del suelo y el agua. «Por eso hice mi especialidad en química agrícola en la Universidad de Murcia (UMU) y después me doctoré siendo becario del Centro de Edafología y Biología Aplicada del Segura (CEBAS) del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) con una tesis sobre el efecto que tiene las sales en el agua de riego sobre la tolerancia de las plantas a la salinidad”.
Periplo por EE UU, Holanda, Reino Unido y Hungría
Tras defender su tesis, Antonio Cerdá solicitó una beca posdoctoral y se marchó a la Universidad de Riverside (California), convirtiéndose así en el primer científico del CEBAS becado en Estados Unidos. “Fue una estancia de dos años en la que publiqué seis trabajos, y cuando volví a España ya ingresé en la plantilla del CEBAS como colaborador científico, el equivalente al científico titular de ahora. Eso fue en 1978. Luego me marché seis meses a Holanda, también para investigar sobre los efectos de las sales en las plantas en uno de los centros hortícolas más importantes del país, que se encuentra en la Universidad de Utrecht. Después tuve varias estancias de tres meses en distintas universidades de Inglaterra, en la Academia de Ciencias de Hungría en Budapest, en Alemania… Todas esas experiencias me servían para mi objetivo de investigar el efecto de las sales y la nutrición sobre las plantas”.
La posibilidad de sumar experiencias en el extranjero es muy importante para un científico pues, tal y como Cerdá defiende, “hay que actualizarse, saber lo que los demás están haciendo para poder complementarlo con tus estudios y tener una formación lo más completa posible. Me fui a Riverside porque era la universidad agrícola más destacada de Estados Unidos. De todos los trabajos que hacía, la mayoría de la bibliografía provenía de allí. Cuando acabé la tesis mi deseo era ir a ese centro porque era la escuela más importante sobre salinidad y la relación suelo/planta. Mi objetivo era trabajar con sus catedráticos para aprender lo máximo posible. Hice lo mismo en Inglaterra, Holanda y Hungría. Siempre he procurado buscar personalidades y figuras dentro de mi especialidad para, a parte de completar mi formación, tener contactos».
Estudiar la calidad de los recursos
La elección de su línea de investigación parece claramente influenciada tanto por su tierra de origen como por la de acogida, Alicante y Murcia, donde la escasez de agua es recurrente y acuciante. Cerdá así lo confirma: “En el Levante español hay un gran problema en cuanto a la calidad de las aguas, ya que suelen tener una elevada salinidad. Hay que ver el efecto que eso produce en el desarrollo de las plantas y también el efecto que origina en los suelos. A la vez también afecta a la nutrición de las plantas: todo está relacionado. Es la línea a la que he dedicado prácticamente toda mi carrera científica, con ella llegué a ser profesor de investigación del CEBAS, que es lo máximo a lo que puedes llegar dentro del CSIC; el equivalente a catedrático de universidad».
Nuestro académico es autor de más de 130 trabajos científicos sobre la calidad de las agua de riegos, la salinidad de los caudales y la nutrición y fisiología de las plantas que han sido publicados en revistas nacionales e internacionales, así como también ha dirigido once tesis doctorales. En 1990 fue elegido miembro de la Junta de Gobierno del CSIC. Entre 1994 y 1997 fue director del CEBAS y durante dos años ejerció como coordinador científico-técnico del Área de Ciencias Agrarias del CSIC.
Efecto de la madera intermedia
De todas sus publicaciones científicas, Cerdá se decanta por una que le llevó bastante tiempo pero que mereció la pena a largo plazo: “Está publicada en una revista científica israelita y determinaba la tolerancia del limonero a la salinidad. Encontramos un efecto, llamado efecto de la madera intermedia, que consiste en que si le pones al portainjerto un injerto de naranjo y sobre este uno de limonero, la sal se retiene en el naranjo y no llega al limonero. Esta es una de las publicaciones que más reconocimiento científico ha tenido y, menos mal, porque pasé entre cinco y seis años contando limones y regando limoneros en la misma parcela sin sacar publicaciones. Fue duro, pero fue recompensado. Esa investigación la presenté en un congreso de citricultura en Italia en 1994 y fue ampliamente divulgada por el Laboratorio de Salinidad de Riverside en el que estuve investigando”.
Todo ese proceso ayuda también a entender la evolución en su campo de investigación, que según Cerdá ha sido inmensa en los últimos veinte años, sobre todo en la Región de Murcia. “Hay que tener en cuenta que, por ejemplo, en el tema de la eficiencia del agua nosotros íbamos a países como Israel a aprender y ahora vienen de otros países a la Región a ver cómo se utiliza el agua. El sector agrario también ha sido muy importante, así como las empresas que han ido a comprar tecnología avanzada a otros lugares para darle uso en nuestra comunidad. Ha sido un trabajo en conjunto, no se puede decir que ha sido solo cosa de la investigación, que es fundamental. Ha sido un esfuerzo común”.
Vocación política
Toda esta labor de docencia e investigación ha sido compatibilizada con su vocación política, siendo en dos legislaturas diputado regional (1983-1987 y 1987-1991) y portavoz del Grupo Parlamentario Popular. Desde julio de 1999 hasta febrero de 2015 ejerció como consejero de Agricultura y Agua de la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia.
¿Esa experiencia en la gestión y en la política le ha permitido tener un punto de vista diferente sobre la investigación? “Te da un conocimiento más amplio del mundo científico. Normalmente tu estás encerrado en tu campo de investigación, y cuando sales de ahí ves que todos los campos son interesantes y que de alguna manera todos tienen conexión unos con otros y se pueden interconectar. Tienes una visión más amplia. Cuando era coordinador de ciencias agrarias del CSIC había 14 centros en España dedicados a esa área, así que yo iba a todos, veía lo que hacían y eso te daba una visión única: ver cómo cada centro respondía a los problemas regionales que tenían, así como a cosas más universales. Eso te hace replantearte la investigación porque a veces los estudios se repetían en distintos centros y conviene que no sea así”.
Aunque la asunción de cargos políticos le obligó a abandonar la ciencia, Cerdá asegura que «siempre llevas el gusanillo dentro. Sigo formando parte de tribunales de tesis y también es un orgullo mirar a los que trabajan ahora en el CEBAS, en el IMIDA o en la Escuela de Ingenieros de Orihuela y ver que muchos catedráticos o investigadores han sido becarios míos. Todo eso da una gran satisfacción”.
Divulgación y líneas de futuro
Nuestro académico es un defensor de la divulgación científica. “Es interesante que la sociedad, que es la que paga en definitiva los salarios de los investigadores y sus investigaciones, sepa qué es lo que hacemos. A esto se llega a través de la divulgación, y en Murcia creo que siempre se ha tratado muy bien porque además de los centros de investigación existen las oficinas comarcales agrarias que servían de intermediarios entre investigadores y agricultores. Eso es fundamental, porque si no hay divulgación ni aplicación de esos resultados en la realidad, no nos sirve”.
Cerdá, confeso admirador del FC Valencia y aficionado al dominó y a la naturaleza, aboga porque en el futuro se mejore la utilización eficiente del agua y que se desarrollen variedades de plantas que consuman menos recursos y que sean más productivas. “La investigación no puede parar, porque la superficie de cultivo no varía mucho, pero la población sí aumenta, así que hay que producir más. También tenemos que llegar a cultivos que sean lo más naturales posible, desarrollar depredadores naturales que controlen las plagas sin necesidad de utilizar fitoquímicos, por ejemplo. Son líneas de futuro que es necesario desarrollar”.