Columnas
En mayo de 2019 dábamos el mismo titular para un tratamiento que estaba dando sus primeros pasos y había levantado numerosas expectativas en la lucha de enfermedades neoplásicas hematológicas. La terapia con células CAR-T es un procedimiento que aúna aspectos de inmunoterapia y terapia celular, pues su fundamento está basado en la modificación genética de linfocitos del paciente para que luchen específicamente contra las células neoplásicas de su propio cuerpo, de ahí recibe su nombre (Chimeric Antigen Receptor de linfocitos T, CAR-T).
¿Cómo estamos cuatro años más tarde? En medicina conseguir avances terapéuticos que se puedan incorporar a la práctica clínica convencional requiere paciencia y constancia. Hay que realizar ensayos clínicos muy bien diseñados, con un importante número de pacientes y con un seguimiento largo y estrecho de los mismos, para poder confirmar la eficacia y seguridad del tratamiento. La diana terapéutica de los CAR-T se estableció en pacientes de elevada complejidad donde los recursos terapéuticos son escasos o ineficaces. Los estudios se centraron en enfermos hematológicos, generalmente en fases de recaída de la enfermedad o de resistencia al tratamiento convencional en patologías como determinados tipos de linfomas, leucemia linfoblástica y, más recientemente, en mieloma múltiple.
Los datos recogidos durante estos años abren una ventana de optimismo al haberse demostrado un aumento en la tasa de respuesta y de supervivencia en estos pacientes, respecto a la terapia convencional. Vislumbrar esa esperanza terapéutica hizo que el Ministerio de Sanidad aprobara y acreditara inicialmente a ocho centros nacionales, a los que hay que sumar otros catorce recientemente, como centros de referencia para la administración de la terapia con células CAR-T. Obtener la acreditación de los hospitales implica a un número importante de servicios. Junto al de Hematología, que debe disponer de acreditación de calidad de trasplante hematopoyético de acuerdo al exigente programa europeo JACIE y una dilatada experiencia en trasplante, es imprescindible la participación activa de diferentes servicios como los de Farmacia, Cuidados Intensivos, Neurología, Medicina Interna, Inmunología, Microbiología, Radiología, Medicina Nuclear, Anatomía Patológica, etc., que trabajan en equipo en el seno del Comité Clínico-patológico y de la Unidad Multidisciplinar hospitalaria.
Los hospitales universitarios Morales Meseguer y Virgen de la Arrixaca se encuentran entre esa veintena de hospitales que fueron acreditados para administrar terapia CAR-T, lo que permite que ningún enfermo que la necesite salga de la región. El análisis de los resultados que se vayan consiguiendo, será crucial para ver si se puede hacer definitivamente el traspaso de la terapia CAR-T a la práctica clínica convencional. Por otra parte, irán surgiendo datos que nos indiquen su potencial utilidad en el tratamiento de otras enfermedades neoplásicas de la sangre y en tumores sólidos.