Artículos Académicos
En determinados países desarrollados cuando utilizan el término de “Medicina Académica”, todos saben de qué están hablando. Identifican con precisión las obligaciones que llevan adelante; alta calidad asistencial apoyada en una sólida estructura docente e investigadora en ciencias biosanitarias. La Medicina Académica se desarrolla en departamentos con una trayectoria de años que están muy lejos de la improvisación, y tienen unas reglas de funcionamiento claras y muy bien definidas. En esas estructuras juega un papel muy relevante las figuras de los “mentores”, en definitiva los “maestros” o responsables de generaciones de profesionales que pasan por estos centros. Si en nuestro entorno tuviésemos que definir el término, nos encontraríamos en bastantes casos con desconocimiento de su significado, y una buena parte mostraría un abanico de contestaciones muy dispares, y creo que muy distanciadas de su significado real. El motivo es sencillo, no nos hemos preocupado de crear la estructura de una “Medicina Académica”. Para algunos les puede suponer ésta una afirmación cruda, pero hay varios motivos que podemos enumerar: a) Realizar una sólida Medicina Académica exige una medicina asistencial de altura, con una docencia ilusionante y una investigación traslacional competitiva a nivel internacional. ¿Tenemos nuestras instituciones universitarias y sanitarias en esa sintonía? b) Un departamento que realiza “Medicina Académica” debe alimentarse y crecer con coherencia, de acuerdo con lo que se persigue. Nos encontramos de lleno con la ausencia de posibilidad de hacer una carrera coherente en el ámbito académico/sanitario. No hay reglas del juego. ¿Saben los estudiantes de medicina lo que es y qué deben hacer para llevar adelante la opción profesional de una Medicina Académica? c) La Medicina Académica es fruto de continuidad y trabajo constante de años. La improvisación y la falta de continuidad impiden alcanzar ese objetivo. ¿Estamos en un medio adecuado para el desarrollo de esas ideas? d) Los profesionales que queramos implicarnos en este noble objetivo debemos tener muy claro lo exigente que es tener una muy buena formación profesional para hacer la tarea asistencial que tenemos encomendada, hacer de la docencia un arma atractiva para abrir perspectivas a los estudiantes, y formar parte de un grupo multidisciplinario, activo y competitivo de investigación. ¿Tenemos los médicos universitarios, que en teoría somos los que estamos más cerca de realizar estas tareas, la decidida voluntad para desempeñar esa tarea? Quien lea estas letras que no piense que su autor vive en otro mundo, no, el autor ha vivido en otros mundos y le descorazona que pasen los años y las distancias sean cada vez mayores.