Artículos Académicos
Se habla mucho en nuestros días de la deficiente formación que adquieren nuestros estudiantes (me centro en enseñanza primaria-bachillerato), en particular en materias de Ciencias. Para abordar esta problemática considero que conviene analizarla en varios apartados, a saber: ¿Qué indicadores tenemos?, ¿qué repercusiones puede tener el problema?, ¿cuáles pueden ser sus causas? y ¿qué posibles soluciones podemos aportar? Voy a comentar hoy brevemente sobre los dos primeros. Entre los indicadores objetivos podemos citar los resultados de nuestros estudiantes en pruebas de carácter internacional donde España, año tras año, sigue apareciendo en los puestos de cola. Refiriéndonos a la Enseñanza Primaria, un indicador, no tan objetivo pero quizá más importante, es observar cómo nuestros niños, científicos por excelencia –como decía Carl Sagan- y capaces de realizar preguntas profundas sobre la Naturaleza cuando llegan a la Enseñanza Secundaria, han perdido totalmente esa curiosidad y muestran una clara indiferencia. Por su parte, tampoco va mejor la Enseñanza Secundaria en los Institutos. Al menos ése es el sentir general de todos los que recibimos a sus alumnos cuando ingresan en la Universidad y observamos su falta de formación; una sensación compartida por sus propios profesores, cuyo desánimo generalizado es inquietante. El resultado de todo ello es evidente: un desinterés general de nuestra sociedad por la cultura científica acompañado por un notable desconocimiento de la misma, así como un descenso alarmante en los estudiantes que se interesan por cursar carreras de ciencias. Mezclado íntimamente con lo anterior está el hecho de que un gran porcentaje de nuestros jóvenes puede actualmente terminar sus estudios sin prácticamente haber cursado materias de Ciencias. De la importancia del problema da idea que, en un acto celebrado hace unos días en el Senado para clausurar el año dedicado a la Física, con presencia del nobel Murray Gell-Mann –pionero de la teoría de los quarks- los científicos allí presentes lo declararan como prioritario y manifestaran la necesidad de dar impulso a la enseñanza de las Ciencias. Y si el problema continúa, ¿qué será de nuestros dirigentes en un futuro próximo?, ¿cuál será su actitud frente a la Ciencia? Finalmente, pensemos en que vivimos en una, así denominada, Sociedad de la Información –que no del Conocimiento- basada en el desarrollo científico y tecnológico. ¿Dejaremos “que inventen ellos”, en el futuro, tal como se dijo en el pasado?