Columnas
Las enfermedades oculares que afectan la retina se podrían dividir artificiosamente en dos grandes grupos, las de las capas más externas y por tanto de los fotorreceptores y las de las capas más internas y por tanto de las células ganglionares. Entre el primer grupo se encuentran la degeneración macular asociada a la edad, una de las causas más frecuentes de ceguera en el mundo occidental, y un grupo de enfermedades hereditarias de la retina, conocidas comúnmente como retinosis pigmentaria. En el segundo grupo se encuentran las enfermedades del nervio óptico y de las células ganglionares de la retina. El Glaucoma es un conjunto de enfermedades en las que el denominador común es la degeneración progresiva de las células ganglionares y sus axones, que se acompaña de cambios característicos en la papila del nervio óptico y déficits en nuestra percepción del mundo visual que pueden llegar a causar la ceguera (el glaucoma es la segunda causa de ceguera en países desarrollados). Durante los últimos años se han acumulado evidencias clínicas y experimentales (de modelos animales de glaucoma) de que esta enfermedad crónica de curso insidioso afecta también a muchos de los núcleos cerebrales subcorticales y corticales que reciben información directa de la retina, trascendiendo de la propia retina. Es más, estudios más recientes documentan que también se afectan con el tiempo las células de las capas más externas, los fotorreceptores, por lo que la degeneración de la retina se extiende a capas externas que son vitales para la percepción inicial de la luz. A la vista de los conocimientos actuales y de la repercusión que tiene sobre estructuras cerebrales a las que la retina envía información, así como sobre capas de la propia retina que elaboran la información visual en su etapa inicial se hace aún más perentorio si cabe, para el tratamiento del Glaucoma su despistaje y tratamiento precoz, amén de los esfuerzos que se siguen haciendo para tratar de comprender los mecanismos responsables de la enfermedad, en su mayoría todavía desconocidos. No solamente ha quedado obsoleto el concepto de Glaucoma como enfermedad exclusiva de las células ganglionares, pues como hemos comentado se afectan otras regiones de la vía visual clásica involucradas en la formación de imágenes, sino que como trataremos en otra ocasión también afecta a otras múltiples funciones no formadoras de imágenes, tales como el acompasamiento de nuestros ritmos circadianos y la secreción rítmica de la melatonina, y puede ocasionar problemas con los ritmos del sueño (insomnio), capacidades cognitivas disminuidas, una pobre coordinación psicomotora y cefaleas.