Columnas
Los musgos y plantas relacionadas morfológica y evolutivamente con ellos, constituyen un grupo conocido científicamente como briófitos. La mayoría de estas pequeñas plantas –que son consideradas como un grupo taxonómico relativamente homogéneo– se reconocen con cierta facilidad por la mayoría de las personas, precisamente por su homogeneidad morfológica. Sin embargo, más allá de algunos de sus usos decorativos en Navidad o en bonsáis, casi nada de su biología, ecología, distribución, etc. es materia de conocimiento general. Se calcula que en nuestro Planeta viven alrededor de 24.000 especies de briófitos y de la mayoría de ellos se conoce poco más que su nombre científico. No obstante, muchos han sido utilizados con diversos fines. Las especies de Sphagnum son el componente principal de la turba, que se extrae para ser usada como combustible o agregado al suelo para horticultura, y para ahumar malta durante la producción de whisky escocés. Está creciendo, sin embargo, la preocupación en las partes del mundo donde este comercio está en funcionamiento, por el daño ambiental significativo que puede causar la cosecha comercial de la turba. En la Segunda Guerra Mundial, los musgos del género Sphagnum fueron utilizados como preparaciones de primeros auxilios en heridas de los soldados, pues son muy absorbentes y tienen características antibacterianas notables. Desde un punto de vista ecológico la función de los musgos, en los distintos hábitats que ocupan, es diversa y siempre de importancia relevante. En las zonas boscosas de los climas templados, son fundamentales como absorbentes del agua de lluvia, y substratos para la germinación natural de semillas de plantas forestales (hayas, robles, avellanos, etc.). En las zonas áridas son importantes como fijadores de suelos, incluso en zonas subdesérticas del Planeta son capitales en este sentido. En las áreas tropicales, Canarias incluida, los musgos epifitos (que viven sobre árboles) son captadores del agua de las nieblas, que posteriormente es incorporada mediante goteo lento al sistema de escorrentía. En la Península Ibérica se ha estimado que existen alrededor de 700 especies de briófitos, pero el conocimiento de su biología no es muy superior a la media mundial. No obstante, en los últimos 12 años botánicos españoles conformados alrededor de las universidades de Murcia y Autónoma de Barcelona, trabajan en un Proyecto conocido como Flora Briofítica Ibérica, que ha supuesto, hasta ahora, la edición de tres volúmenes –de los seis previstos– que compendian datos sobre la taxonomía, ecología, habitat, morfología, sistemática, distribución, etc. de todas las especies y la publicación de más de 300 artículos científicos sobre estas desconocidas y a la vez familiares plantas. Para más información visite florabriofiticaiberica.com.