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Podríamos decir que la inteligencia artificial (AI por sus siglas en inglés) es la capacidad que tienen los ordenadores de imitar la inteligencia humana.
Podemos distinguir entre AI baja, media y alta (o avanzada). En la AI baja los ordenadores realizarían una única tarea similar a la que realizamos los humanos (en algunos casos de forma más eficiente). Por ejemplo, uno de los primeros logros en este campo consistió en reconocer los dígitos de los códigos postales escritos en las cartas y paquetes. Este procedimiento se usó en el servicio postal de Estados Unidos para clasificar de forma automática el correo. Otros ejemplos son los sistemas de reconocimiento de voz, los sistemas de conducción automática o los sistemas capaces de mover máquinas (exoesqueletos o brazos artificiales) mediante sensores de ondas cerebrales. Muchos de estos sistemas se basan en las redes neuronales artificiales, que trataré de explicar en otra columna, basadas en una técnica estadística denominada regresión logística. Estas redes permiten que el ordenador aprenda a partir de una muestra de entrenamiento con casos correctos. Por ejemplo, podemos tener una muestra de casos de cartas en donde el primer dígito del código postal es uno y otros en los que no lo es. Otro hito en este campo fue conseguir que un ordenador ganara al campeón mundial de ajedrez. Hoy en día cualquier ordenador personal podría hacerlo gracias al avance en este tipo de programas. En todos estos casos los ordenadores realizan una única tarea.
Para pasar al siguiente nivel, la AI media o humana, debemos intentar conseguir una máquina que realice múltiples tareas similares a las de un humano aprendiendo solo. De nuevo debemos indicarle cuando acierta y cuando no. Por ejemplo, se está intentando conseguir que un robot que realice las tareas domésticas (hacer las camas, limpiar el polvo, preparar la comida, etc.) con un periodo de entrenamiento donde le debemos indicar si lo hace correctamente. Sería un gran avance, ¿no? De momento solo tenemos robots que limpian el suelo. Aquí no se incluye la parte creativa de los humanos que, afortunadamente, los ordenadores parece que no pueden hacer.
En el último nivel tendríamos una inteligencia artificial superior a la humana, no en cuestión de rapidez de cálculo (eso ya se ha logrado), si no en otro tipo de inteligencia. No sabemos si seremos capaces de conseguirlo. Tampoco está claro si esto es algo deseable. Hay abundante literatura de ciencia ficción sobre este tema.
Para finalizar, comentar que se acaba de otorgar el Premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica a algunos de los ‘padres’ de la inteligencia artificial: Geoffrey Hinton, Yann LeCun, Yoshua Bengio y Demis Hassabis.